En
1913, el físico danes Niels Bohr propuso un nuevo modelo atómico. Para Bohr,
los electrones giraban en torno al núcleo en orbitas circulares de radios
definidos, pero no en todas las orbitas, pues para el existían orbitas
permitidas y otras prohibidas.
En
cada una de estas orbitas solo puede haber un número dado de electrones, con
una energía determinada. Para que un electrón cambie de orbita, es necesario
modificar su energía en una cantidad determinada.
El
parecido del modelo con los modelos planetarios, y el hecho de que interpretara
ciertos sucesos experimentales, que por entonces carecían de explicación,
hicieron que tuviera un éxito inmediato.
Hacia
1925, nuevos avances, tanto experimentales como teóricos, obligaron a proponer
un nuevo modelo: el modelo atómico de orbitales. A partir de los trabajos de
científicos como Max Planck, Louis De Broglie, Werner Heisenberg, Erwin
Schrödinger y otros, se ha establecido el modelo atómico actual.
En
este modelo, los electrones no describen órbitas definidas en torno al núcleo,
como había supuesto Rutherford, sino que se encuentran distribuidos ocupando
orbitales. Este modelo es acertado a nivel atómico y molecular (moléculas, átomos
y partículas subatómicas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario