El ADN (ácido desoxirribonucleico) es un ácido nucleico
formado por nucleótidos de desoxirribosa conocidos como desoxirribonucleótidos. Habitualmente, se encuentra en forma
de doble cadena aunque algunos virus poseen una cadena sencilla de ADN.
Para formar la doble cadena, existe una complementariedad entre las bases nitrogenadas, emparejándose siempre la adenina con
la timina y la guanina con la citosina. Entre la primera pareja, se establecen
dos puentes de hidrogeno mientras que en la pareja guanina–citosina se
establecen tres.
Esta ley de complementariedad de bases hace que las bases
nitrogenadas queden hacia dentro de la cadena de ADN unidas por puentes de
hidrogeno, lo que otorga una gran estabilidad a la molécula.
Las cadenas de ADN tienen polaridad, es decir, dos extremos claramente
diferenciados. En uno de los extremos aparece el grupo fosfórico del ultimo
nucleótido y a este extremo lo conocemos como 5’ (porque está unido al carbono C5’); mientras
que en el otro extremo aparece un grupo OH ligado al carbono C3’, y lo
denominamos extremo 3’. Al formarse la doble cadena, estas, además de ser complementarias
siguiendo la ley de complementariedad, se disponen de forma antiparalela, es decir, el extremo 3’ de una cadena queda enfrentado al
extremo 5’ de la otra.
La secuencia de nucleótidos de la doble cadena dispuestos de forma
complementaria y antiparalela se enrolla sobre sí misma y forma unos largos
tirabuzones helicoidales.
Esto es lo que conocemos como la estructura de doble hélice. A esta doble hélice la consideramos la estructura
secundaria del ADN, pero este puede compactarse mucho más. Gracias a unas proteínas denominadas histonas
el
ADN se enrolla y da lugar a unas estructuras denominadas nucleosomas,
los cuales pueden empaquetarse generando lo que se conoce como el superenrrollamiento
del
Estructuras
de compactación en el ADN eucariota
El
descubrimiento de la estructura del ADN se debe a James Watson y Francis Crick
con la ayuda de Rosalind Franklin quien consiguió fotografiar mediante rayos X
la molécula de ADN.
El ADN participa en procesos imprescindibles para la vida. Es el
que contiene la
información sobre cómo se sintetizaran las proteínas. Es el
portador de la información genética y, por lo tanto, se tiene
que duplicar para poder pasar la información a las células hijas.
Este proceso recibe el nombre de replicación. En el momento en que una célula se
divide para dar lugar a dos células hijas, el ADN se duplica con el objetivo de
transferir la misma información a las dos células resultantes.
El ADN posee la información para crear las proteínas de un ser
vivo. En función de la secuencia de nucleótidos de ADN que contenga un
organismo, se crearan una serie de proteínas que harán que cada organismo se
desarrolle de forma diferente.
Sin embargo, el ADN no puede traducirse directamente a proteína,
por lo que es necesario otro proceso intermedio. A este proceso lo conocemos
como transcripción, y en él, a partir de la cadena de ADN,
se crean pequeñas cadenas de ARN, las cuales ya pueden ser leídas y traducidas
a proteínas.
Se
obtienen dos dobles cadenas idénticas a la original, formadas por una cadena preexistente
y otra acabada de sintetizar.
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