El
ser humano actual pertenece a la especie Homo sapiens y forma parte del gran grupo de los primates. De
todos ellos, los mas cercanos al ser humano son: el orangután (Pongo sp.), el
gorila (Gorilla
sp.) y el chimpance (Pan sp.), ya que compartimos un antepasado común y una serie
de características:
• Capacidad
craneal elevada en comparación con su tamaño.
• Visión
en tres dimensiones. Gran importancia de la visión comparados con otros
mamíferos en los que predomina el sentido del olfato.
• Dedos
pulgares oponibles en las cuatro extremidades. El ser humano ha perdido esta capacidad
en los pulgares de los pies.
• Tendencia
al bipedismo; solo es completo en el ser humano.
• Estructura
y comportamiento en sociedad complejo.
• Periodo
de cuidado de las crías muy prolongado.
• Ausencia
de la cola presente en otros tipos de primates.
La
única especie que actualmente existe del género Homo es el Homo sapiens, a la que se ha llegado después de un proceso
evolutivo.
Árbol
filogenético del género Homo y primates cercanos.
Entre
los cambios evolutivos básicos del proceso de hominización, destacan la
adquisición del bipedismo, el aumento de la capacidad craneal y el desarrollo
de la cultura. A continuación, vamos a ver en detalle cada uno de ellos.
El bipedismo
Es
la adquisición de la postura erguida sobre las extremidades posteriores. La
anatomía comparada entre el ser humano y el chimpancé nos permitirá conocer los
cambios y las ventajas que conlleva el bipedismo.
Todos
los seres humanos actuales descendemos de una primera población ancestral de Homo sapiens que apareció en la Tierra hace aproximadamente 160
000 anos. La datación del registro fósil indica que durante miles de años los Homo sapiens convivieron con otras especies de Homo, como el Homo neanderthalensis.
Este
esquema representa la evolución humana y la expansión del Homo sapiens según las ultimas teorías aceptadas por la mayor
parte de la comunidad científica. Estas teorías combinan los datos que
proporciona el registro fósil con los últimos estudios de comparación del ADN.
Los
caracteres que se analizan para conocer la variabilidad humana se basan,
principalmente, en el análisis de proteínas y en la comparación de secuencias
de ADN, y su finalidad es reconstruir el proceso evolutivo experimentado por la
humanidad.
Todos
los seres humanos pertenecemos a la subespecie conocida como Homo sapiens
sapiens. La variabilidad que caracteriza actualmente a las distintas poblaciones
humanas es consecuencia de la adaptación de nuestra especie a los diferentes
ambientes de nuestro planeta.
Las
características biológicas de nuestra especie se han mantenido prácticamente
invariables desde hace 40 000 años; pero se ha producido
una
evolución muy importante que muchos especialistas denominan evolución
cultural, determinada por la capacidad de aprender.
El
aprendizaje se realiza a partir de la información no genética (artística, científica,
histórica, técnica...) que el ser humano recibe, tanto verticalmente de las generaciones
que le precedieron como horizontalmente de sus contemporáneos, y de sus propias
aportaciones.
Este
proceso ha modificado enormemente, sobre todo en las últimas décadas, el modo
de vida de numerosas poblaciones humanas.
El
futuro de la evolución humana es difícil de predecir, dado que la evolución
cultural se produce a una velocidad muy superior a la de la evolución biológica.
Además, hay que tener en cuenta que, a pesar de los grandes logros, existen dos
graves problemas por resolver:
•
El bienestar que proporciona el progreso no es accesible a todos los seres
humanos.
•
Las consecuencias del progreso, a menudo, influyen negativamente en el resto de
los seres vivos y en el conjunto del planeta. Nuestro objetivo, como seres
conscientes de nuestra capacidad de evolucionar, debe ser conseguir una vida
digna para todas las personas, en armonía con el medioambiente y con el resto
de los seres vivos.
El color de la piel humana
Aunque
todos los seres humanos pertenecemos a la misma especie, presentamos una gran
diversidad
fisonómica.
El color de la piel es una de las características que más contribuye a la
percepción de esta diversidad. La diferente tonalidad de la piel es debida a la
concentración variable de un pigmento, la melanina, que se sintetiza en unas
células denominadas meloncitos. Este pigmento es el responsable, no solo
del color de la piel, sino también del color del cabello y del iris de los
ojos. La distribución mundial del color de la piel se ha originado para regular
los efectos de la radiación ultravioleta (UV). Así, en aquellas zonas donde la
radiación solar es muy intensa, la selección natural habría favorecido a
aquellos individuos que presentaban genes que conferían una pigmentación más
oscura. De este modo se evitó, no solo la acción cancerígena de los UV, sino también
la destrucción del ácido fólico, indispensable para el correcto desarrollo
neurológico en el embrión. Del mismo modo, la escasez de rayos UV habría inducido
una despigmentación generalizada para permitir que la exigua radiación solar
pudiera penetrar y contribuir a la síntesis de vitamina D, esencial para la
fijación de calcio en los huesos y dientes.
Según
investigaciones recientes, la diferencia en la pigmentación humana depende de
solo 4 o 5 genes (en nuestro genoma tenemos unos 35 000 genes).
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